Navarro no es solo laguna. Es pueblo campero, lechero y bonaerense. Está ubicada a 125 kilómetros de Buenos Aires y se llega por autopista Ezeiza-Cañuelas y ruta provincial 40.

Dependiendo de los intereses de cada uno hay diferentes actividades para hacer y aprovechar. Por Navarro pasó la historia y dejó huellas. Le debe su nombre a Miguel Navarro, compañero de Juan de Garay, quien fue enviado en encomienda al cacique Chivilque en el siglo XVI. En 1782 se recomendó al virrey la formación del pueblo con la radicación de varias familias en el lugar. En 1828 se libró la “Batalla de Navarro” en la que las fuerzas de Lavalle derrotaron a las de Dorrego. Fue una batalla entre unitarios y federales. En esta localidad se encuentra el Parque Dorrego, que es sitio histórico desde 2003, y donde el gobernador de Buenos Aires fue fusilado por orden de Lavalle, luego de derrocarlo y vencerlo en la batalla.

El pueblo navarrense homenajea a Dorrego con esculturas en la plaza central que también lleva su nombre. En el lugar donde se cree que se produjo el fusilamiento, se levanta un monolito de metal recordando ese momento. El parque es un hermoso espacio verde para disfrutar de un día al aire libre, y de paso visitar el museo, de entrada gratuita, para conocer con detalles los hechos de esta batalla.

Un lugar para no perderse de visitar es la Pulpería de Juan Moreyra, construida en 1823, sobre avenida Sabate (ex calle 24). Levantada con ladrillos a la vista es el edificio más antiguo del pueblo, junto con la iglesia. Su dueño, Daniel, compró el lugar y lo restauró con diferentes objetos y antigüedades de época.

Deliciosa entrada navarrense antes del plato principal

Para pasar un día de campo escogimos la Estancia La Fernanda, atendida por su amable y simpática dueña. Ella misma se encarga de contar la historia de cómo la estancia llegó a ser un restorán desde 1999; también tiene 4 habitaciones para alojamiento. El día comienza a las 10:30 horas con un desayuno suculento, con infusión, tostadas, pan de campo, manteca y dulce de leche caserísimos (se nota en su sabor). Y a no perderse unos mini buñuelos de limón ¡ex-qui-si-tos! El almuerzo es a las 13:30 horas en punto, que comienza con una entrada de escabeches, picada y empanada. A continuación llega la parrillada bien completa. También tienen menú sin TACC y pasta para los que no comen carne. Luego llega el postre, flan casero, budín de pan, panqueques, o peras al borgoña.

Durante la tarde se puede jugar al fútbol, voley, tenis, tejo, ping pong, si es verano, darse un chapuzón en la pileta (hay 2, una para menores de 14 años y otra para adultos) o simplemente tomar mate debajo de los árboles escuchando las cotorras en sus gigantescos nidos. Entre tanto se acerca la hora de la merienda, imperdible, y aunque uno tenga el estómago lleno, uno no puede resistirse a las medialunas y tortas fritas bien sequitas y caserísimas.

Al nombrar Navarro uno piensa en su hermosa laguna que durante los meses de verano es el centro de vida navarrense y donde se puede hacer camping, pescar y hacer diferentes deportes acuáticos.

Más tarde optamos por hacer una recorrida por el centro del pueblo, y así conocer su plaza, el palacio municipal, la iglesia San Lorenzo Mártir (1870) en cuyo interior alberga a un Cristo de más de 400 años de antigüedad. También la estación de ferrocarril, hoy pulpería-museo, y la réplica del Fortín San Lorenzo. Este fortín ubicado en la calle 121 y 22, hace más de 250 años constituía la frontera bonaerense con los asentamientos indígenas; la entrada es libre y gratuita, solo se pide una colaboración y es una buena opción para remontarse al pasado de Navarro.

Si se caminan por las calles del pueblo, nos podemos encontrar con distintas esculturas de chapa conformando el “Camino de las esculturas”, al igual que cuando uno ingresa al pueblo será imposible no poner los ojos en la enorme escultura a “El tambero” ubicada en el acceso del pueblo.

Otra buena excusa para visitar Navarro es que destacan dos fiestas populares de índole gastronómica, como la “Fiesta del Buñuelo” que es en octubre, y la “Fiesta del Asador Navarrense” en noviembre.

Cerca de todo, buena opción para salida familiar, respirando buenos aires tranquilos.